30 años después de realizar su maestría en Londres con el apoyo de COLFUTURO, el abogado Diego Ramírez Rodríguez se convirtió en presidente del Comité Jurídico de la Organización Marítima Internacional. En este texto repasamos su trayectoria y el camino que lo ha llevado hasta esta importante posición en el derecho marítimo a nivel mundial.
Escrito por: Luis Carlos Proaños O.
Luego de representar durante 18 años a la República de Islas Marshall en el Comité Jurídico de la Organización Marítima Internacional (OMI), en marzo de 2025 el abogado colombiano Diego Ramírez Rodríguez, egresado de la Universidad del Rosario, fue elegido presidente de dicho comité, convirtiéndose en el primer latinoamericano en ocupar esta posición.
Este trascendental paso en su carrera como especialista en derecho marítimo internacional fue el resultado de varias etapas que se sucedieron una tras otra, y que allanaron el camino para alcanzarlo.
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1995 marcó un cambio radical en la vida de Diego. Ese año inició sus estudios de LLM con énfasis en derecho marítimo en University College London, con el apoyo del Programa Crédito Beca de COLFUTURO y de la Beca Chevening.
“Había estudiado Derecho y comencé a trabajar en derecho marítimo en 1993. Conocía esta rama por mis papás y gracias a la firma de abogados en la que trabajaba. Sentía muchísima curiosidad, pero en Colombia no se estudiaba formalmente. Varias personas me dijeron: 'Tienes que irte al Reino Unido'. Hice la tarea, presenté solicitudes a varias universidades y al Crédito Beca de COLFUTURO”, recuerda hoy en entrevista con COLFUTURO.
Todavía conserva muy nítidos los recuerdos de esa etapa, que describe como la más intensa de su vida. Fue un periodo muy especial, lleno de aprendizajes, momentos y personas que siguen presentes en su vida.
“Tenía 26 años en ese momento; no era completamente adulto, pero tampoco tan joven. En esa transición, una de las cosas que más recuerdo es la intensidad en todas las áreas en las que debía desenvolverme. Teníamos cuatro clases por semana, cada una de dos horas, y para poder asistir a cada clase, debía dedicar al menos ocho horas de estudio en la biblioteca. También era intensa la vida personal, al ser estudiante extranjero, solo, buscando nuevas conexiones y amistades”, explica.
Luego de esa experiencia, regresó a Colombia para continuar en la misma firma donde ya trabajaba. Era una época en la que las firmas especializadas en derecho marítimo eran más comunes. Posteriormente, ganó la oportunidad de realizar una pasantía en Nueva York con Haight Gardner Poort & Havens (que fue luego absorbida por Holland & Knight LLP).
“Mis amigos y compañeros fueron fundamentales para mí en esa pasantía. Nos invitaban a todo tipo de conferencias y recepciones en las oficinas de clientes. La intensidad profesional y social era increíble. Me permitió aprender cómo relacionarme con personas, cómo participar en reuniones con sentido y cómo comunicarme en ese entorno”, recuerda.
Después regresó a Colombia para trabajar en una firma naviera de propiedad mexicana, entre 1998 y 2001. “Tenía una idea muy distinta de lo que sería mi carrera. Pensé que mi vida se desarrollaría como abogado marítimo en una firma de abogados, pero han intervenido otros factores. La vida hace eso: toma tus intenciones, las sacude y te lleva hacia otros caminos”, reflexiona Diego.
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Hay días en los que el camino de una persona cambia para siempre. Para Diego, uno de esos momentos fue cuando un amigo de su tiempo en Nueva York lo llamó para contarle que en Islas Marshall (país insular ubicado en Oceanía, localizado el océano Pacífico, en la región de Micronesia) buscaban un profesional en América Latina para trabajar con ellos.
“Llegué a mi oficina y me senté, y justo ese día había llegado un folleto llamado The Marshall Islands Report, publicado por Islas Marshall, y llegó a mi escritorio justo cuando iba a sentarme a esperar la entrevista telefónica. Así que sabía muy bien de lo que íbamos a hablar”, recuerda.
Desde entonces, en 2001, Diego trabaja con el registro marítimo de Islas Marshall. Se trata de un servicio, operado por una compañía de derecho privado que cumple una función pública, similar a la del notariado en Colombia.
"Me gustaría que en el país generáramos más conciencia marítima. A mi modo de ver, los dos mares no se ven como una oportunidad. Las costas y el mar territorial no se perciben como el recurso enorme que realmente son"
“Tengo un cargo como gerente de oficina. Además, soy registrador asistente de naves y registrador de compañías, funciones que equivalen a las de un funcionario público de Islas Marshall, derivadas de la relación contractual entre la empresa para la que trabajo y el Estado”, explica.
Inicialmente lo contrataron en Colombia, y más adelante se trasladó a Fort Lauderdale, Florida, donde crearon un puesto específico para él. Radicado en Estados Unidos, Diego lleva ya más de 20 años vinculado con este Estado del Pacífico, ubicado en Oceanía. Ha ocupado cargos de liderazgo con responsabilidad sobre áreas clave como el registro de embarcaciones, hipotecas, servicios corporativos y la promoción del registro a nivel global.
Gracias a esta labor, ha representado a Islas Marshall ante organismos internacionales como la Organización Marítima Internacional (OMI) y los Fondos internacionales de indemnización de daños debidos a contaminación por hidrocarburos (FIDAC), y ha brindado asesoría en derecho marítimo y desarrollo de negocios en América Latina y Europa.
En marzo de 2025, después de representar durante más de 18 años a Islas Marshall en la OMI, fue elegido presidente del Comité Jurídico de la organización.
Este rol es clave para el funcionamiento del comité, que facilita el diálogo internacional en torno a la normativa jurídica que regula el uso de los mares y las actividades marítimas.
"Tengo muchas ganas de agradecer a todas las personas que contribuyeron a todo lo bueno que me ha pasado en la vida. Yo he hecho mi parte, pero sería mentira pretender que lo hice solo. He llegado lejos gracias a todas aquellas personas que han sido parte de esta aventura”
“Me genera un gran optimismo. Es una oportunidad única en la vida, la cual se ha visto impactada en todas las formas posibles; el trabajo es interesante, me encanta lo que está ocurriendo. Espero continuar con la labor fundamental del Comité: garantizar un sector marítimo seguro y sostenible mediante marcos legales y cooperación efectivos”, afirma Diego.
Esta oportunidad también lo ha llevado a reflexionar sobre Colombia y la importancia que el país debería darle al mar. “Me gustaría que en el país generáramos más conciencia marítima. A mi modo de ver, los dos mares no se ven como una oportunidad. Las costas y el mar territorial no se perciben como el recurso enorme que realmente son, sino como algo que simplemente ‘está ahí’, como el árbol de afuera: parte de la cotidianidad”, enfatiza.
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Al mirar en retrospectiva, Diego es consciente de la importancia que tuvieron las instituciones que le tendieron la mano en cada nuevo episodio de su carrera.
“Tengo muchas ganas de agradecer a todas las personas que contribuyeron a todo lo bueno que me ha pasado en la vida. Yo he hecho mi parte: he trabajado duro, he hecho lo que debía hacer, me he trasnochado cuando fue necesario, he puesto mi esfuerzo. Pero sería una mentira, hacia mí y hacia los demás, pretender que lo hice solo. Hay un dicho que dice: ‘Si vas solo, vas rápido; si vas acompañado, llegas lejos’. Yo he llegado lejos gracias a todas aquellas personas que han sido parte de esta aventura”, asegura.
Y es claro que los giros del destino también jugaron su papel. Llegar a donde está hoy no estaba en sus planes, ni por asomo, pero él tiene claro cómo asumirlo para disfrutar de la experiencia.
“En mi caso, la vida dio muchas vueltas; nunca me imaginé, cuando estaba estudiando, que terminaría como presidente del Comité Jurídico. Es una oportunidad única para cualquiera, y tengo mucha curiosidad por lo que viene. Después de hoy, no tengo idea de qué va a pasar. Como decía Niels Bohr: ‘Eso de hacer predicciones es muy difícil, especialmente predicciones sobre el futuro’. Solo sé que debo seguir haciendo lo que siempre he hecho: esforzarme, gozarme el camino, disfrutarlo y tener la mente abierta”, concluye Ramírez.